Estaba sola y no me importaba,
eso si que era bueno.
Después de los tres días de vomitos
de odio y de desesperación
al fin estaba en mi lugar
rodeada de marginados y alcohol
sin ni si quiera pensar en la perra.
Igual que cuando estaba en mi casa
curando mis heridas
mis brazos tajados
llenos de pasado
y yo tan tranquila
como gozando la seguridad
de saber que vale mi palabra
que creo fuertemente en ella.
Me siento lograda,
sólo falta que los sueños
algo atormentadores desaparezcan
y ya quedaré
completamente recauchutada,
cosida,
rota y completa
con cicatrices
pronta para vivir de nuevo.
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