Me levanté a escribirte
antes de ir al mar, a ahogar
mi cuerpo en el agua
y dejar de respirar.
Me levanté a escribirte
tal vez para no decirte
que tu ausencia me hace mal
Y extenuada de valor
yo me burlo del demonio
y me cago en la existencia
del amor y su demencia.
Dejo de pensar segundos
en tu impía presencia
y recorro otros mundos
insistente y con paciencia.
Hasta que siento la ausencia
siento dolor y vacío
y hasta llego a odiar con fuerza
tus ojos y tu rostro impío.
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