Abandono mis andadas
y me alejo del demonio
voy a dar el testimonio
de mi sangre derramada.
Mis manos estaban cocidas
mi blanca piel, descolorida
mi voz debil no afirmaba
solamente preguntaba
es que estaba confundida.
Una voz me atormentaba
a lo lejos la sentía
esa voz firme, decía
te encontras desorientada.
Y unos ojos me miraban
entre el calor del infierno
y yo hundida en mi invierno
los miraba asustada.
Me dijeron que acompañe
a aquel ser en su camino
y yo, que no tengo destino
asentí, despreocupada,
y ahora he vuelto a las andadas
ahora he vuelto a estar perdida.
¿Será que robo mi alma
luego se fue y quedé vacía?
¿Será que se llevo mi calma
o será que yo prometía:
seguir a esos ojos rendidos
y no me lo han permitido?
Ahora estoy a la deriva
y no he visto la almohada
es que he vuelto a las andadas
es que me siento perdida.
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