domingo, 13 de diciembre de 2015

Poesías catastróficas

Húndeme en tus pupilas
lléname de pasiones
en la noche , tranquila
llevame a otro planeta.
Ama mi alma, poeta
ama mi cuerpo, muerto
y si no amas mis senos
 cómeme, negro cuervo.

Destrózame por dentro
como tantos lo han hecho
destrozame, enfermo
si es que ya no estás muerto.
Si es que aún puedes tocarme
tocarme sin sentirte muerto
sólo mata y come mi cuerpo;
destrózame, negro cuervo.

Si ya quieres que me vaya
y me ves, estoy muriendo.
¿Por qué no me matas del todo?
¿Por qué no explotas mi cerebro?
A veces quisiera matarme
pero luego, despierto y no he muerto;
te pido negro cuervo, que me mates
 destrózame junto a tus recuerdos...

martes, 17 de noviembre de 2015

No todos los días se mata al diablo

El pelito de fracaso seguía clavado en mi piel, intacto. Incrustado. Cual si de una espina se tratase.
 Arraigado a mi piel, prácticamente me atravesaba. Atravesaba mi alma, la cual estaba a un hilo de romperse. El pelito de fracaso, siempre recordándome las pasadas miserias.
¡Qué ganas de arrancarlo! ¡Qué ganas también, de arrancar mi alma!
Y la pizca de fracaso  no cesaba ante mis quejas. Ni si quiera se inmutada.
Yo sin embargo, allí tirada, nada podía hacer.
Así que imagine que lo rompía. Arrancaba el fracaso de raíz y agarrado de las patas, colgado, lo sostenía.
Miraba su cara, pálida, diabólica, ¿Cuántas veces la habría visto? Eran incontables... Tomé los fósforos y lo quemé.
Era una noche fría y húmeda, mi cuerpo yacía en la cama. Mi mente imaginaba, volaba por quién sabe dónde. Mi boca, no paraba de sonreír, mis cuerdas vocales emitían sonidos fuertes y agudos.
Seguramente los vecinos lograban escuchar mis carcajadas. Mis ojos relataban el momento, impregnados en demencia. "No todos los días se mata al diablo", pensaba y sonreía , sumida en mi propia imaginación.

martes, 13 de octubre de 2015

Idilio mágico

Las vendas ya no podían sujetarse con un nudo, detrás de mi cabeza. Ni podían apalearme el cerebro con sus palabras, ni podían golpearme, con las cadenas de la sociedad.
Nada podía tocarme hoy. Era libre de todas sus acusaciones. O al menos estaba muy orgullosa de ellas. Ya no sabían como molestarme.
Podían verme sentada sonriendo al sol. Estaba pensando lo que podía hacer. Sabía que les iba a parecer estúpido. En cambio yo estaba completamente encantada. Literalmente encantada.
Si mirabas mis ojos en cambio, podía notarse en mi mirada el cansancio. Pero bastaba con inclinar la cabeza un poco más abajo y se podía divisar una leve sonrisa de complacencia en mi rostro. No salía de ahí. Se había fijado a mí como la raíz, enraizada a la tierra.
Quería irme muy lejos, junto a una persona que al parecer, era experta en encantamientos.
De a ratos me parecía una locura, no puedo negarlo. Sin embargo no podía dejar de lado ese deseo continuo de tirarme en algún lugar (muy lejos de este) a mirar el amplio e intrigante cielo. Justo a su lado. Quería ver sus ojos, y ver también el cielo en ellos.
Estremecerme, llorar, quizás abrazarlo... Abrazarme, prender un tabaco negro. Mirar el humo y sonreír, delirar. Girar la cabeza, dejar caer los ojos, abrirlos y que sigas: Justo ahí. Inmóvil, intrigante, radiante, etéreo, astrífero.
Quisiera conocer cada una de las galaxias que contienen dentro tus ojos, tu mirada oscura. También conocería si pudiera, todas las huellas de tu cuerpo.
Quisiera tal vez conocer cada detalle del universo, y ahora que pienso eso ¡que bueno haberte conocido; traes mucho de mar, de aire, tierra, traes mucho del viento!
Y mirar a sus ojos, estremecerme, llorar, y ver también el cielo. Quizás abrazarlo. Abrazarme.
Girar la cabeza, dejar caer los ojos, no abrirlos. Y quedarme justó ahí. Con la mejilla apoyada en tu cuerpo.
Contienes mucho del universo adentro.

lunes, 12 de octubre de 2015

A las tres de la tarde (Oscuridad)

Ya no había de qué escribir.
Podía ver las partículas de polvo iluminadas por un diminuto rayo de sol que se colaba por la persiana. Era una ventana grande, pero siempre tenía la persiana cerrada, casi completamente. Estaba tirada en un colchón escuchando hijo agrio, sin sacar un segundo los ojos del polvo. Y veía el mundo. Más de lo que imaginan. Podía ver el mundo.
Mis ojos veían rotar y caer las partículas de polvo. Se parecían tanto a mí. Y te veía entretanto en el mundo. Los veía a todos.
Estaba pálida exultante, y con mi cara de demencia se notaba que me alegraba, que me inquietaba y me excitaba su presencia.
Estaba riéndome sola, escuchaba los sonidos. Los gritos, y hasta los sentimientos. Estaba encerrada en mi casa a las tres de la tarde.

domingo, 4 de octubre de 2015

No sé a dónde voy.

Me llamó la atención, tu mirada café, observando en silencio mi lunar café, cuando nadie podía notarlo.
Me dio la sensación de estar navegando entre miradas. Colores.
 Pude sentir la calma., al menos por un momento. Mientras mis ojos dormían, se reparaba mi alma.
Acostada sonreía, imaginaba. Volar sin dirección. Me daba nervios en la panza, de no contener la emoción.
Acompañada algunas veces , y algunas veces no. No podría elegir un camino, porque no sé a dónde voy.

El baile de nuestras almas libres.

Estábamos ambos inquietos por dentro, tranquilos (en partes) por fuera. Y digo en parte por nuestros ojos. En nuestros ojos se podía percibir levemente el nerviosismo.
Se miraban. Se des encontraban tímidamente, se volvían a encontrar.
Nacía la mañana y mi cuerpo, yacía junto a tu cuerpo. Sin tocarse. Sin si quiera hablar.
Estábamos ambos contemplando fijamente: el movimiento de nuestras almas que se encontraban, y se ponían a bailar.

jueves, 1 de octubre de 2015

Te corresponde

 Vos si que sabrás
que el rencor me atrapa
lo que no sabes es que mis labios
 son dos armas, matan.

Lo que vos pensas
cambia todo el tiempo
no tenes idea
 lo que es un sentimiento.

Hoy te corresponde
evitar este intento.
aunque estés ausente
hoy en tu mente esta mi cuerpo.

No puedo fingir
decir que no te extraño
aunque te daría en la cabeza
con un caño.

No puedes fingir
que soy un extraño
cuando vez mis ojos
se ve que me hiciste daño.









Quédate tranquila.

Y al fin encontré algo para vos,
vos que querías estar tranquila.
Quédate tranquila de que
no vas a tener paz, mientras yo este viva.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

La melancolía de tu amor enfermo

No tengo miedo. Estoy sentada en el suelo de mi patio de atrás. Te fuiste. Tal vez por eso las horas, quedan como congeladas, faltas de movimiento, parece que no pasa el tiempo. Quizá por eso, mi perro llora con desconsuelo. Mirando el lado izquierdo de la cama, intentando alcanzar a oler tu pelo. Se sube a la cama, a ver que no estás.
Me siento tranquila. Los ruidos no se escuchan en mi mente. En el patio de atrás, tampoco.
Tengo que acostumbrarme a la tranquilidad, la de no asfixiarte, dejarte volar.
Ahora mi perro mira inquietante, hacía la ventana de mi habitación. La que da justo al patio de atrás. Da un salto de la cama, y a paso lento va hacia el fondo. Se recuesta en el suelo. Justo a mi lado. Mientras truenan, estallan mis ojos, el se sienta a mi lado y me ayuda a transitar: La melancolía de tu amor enfermo.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Café amargo y tabaco negro

Café amargo y tabaco negro para una linda destrucción. Estábamos hechas mierda, pero de una manera muy hermosa.
Yo y la tía heavy salíamos del taller de escultura, con la ropa manchada y los ojos casi cerrados de cansancio, pero con una satisfacción muy notable en nuestros rostros. Nos dirigíamos a su casa.
Íbamos quizás pensando muchas cosas y diciendo muy pocas, íbamos mirando a la gente sin entenderla, y quizá nos preguntábamos si algún día seriamos así. Así. Despreocupados. Aburridos, sedados, casi sin vida. Afeitados, con perfumes, ropa limpia, billeteras y mas que nada, con mucha soberbia.
 Íbamos diciendo que no íbamos a tomar vino entre semana, aunque sabíamos que siempre estaban las excepciones. Íbamos creyendo que mañana, iba a pasar aquello que tanto esperábamos, algo que cambiara todo para bien y nos facilitara la vida, esperábamos siempre que venga  mañana.
Era como intentábamos vivir, siempre a la espera, hablando de arte y fumando tabaco negro, mientras tomábamos café un lunes a la tarde...

sábado, 29 de agosto de 2015

Estaba muerto.

El gato estaba muerto, yo lo vi, sin ojos para mirarme, lo vi. Estaba tirado justo a mi lado, estaba muerto y yo, estaba algo confundida,. Crucé la calle  apurada, como si alguien me llamara pidiéndome  ayuda del otro lado. Corrí muy rápido hasta aquel edificio blanco,el más alto de mi barrio, siempre me había gustado ver por las ventanas de las escaleras. Corrí  hasta el ultimo piso, donde por fin deje de ver el gato, la cara y  la ausencia de ojos.

lunes, 10 de agosto de 2015

where is my mind

No veo nada
estoy perdida
voy desquiciada,
se han llevado
 los recuerdos
 de mi vida.

Me han usurpado
los pensamientos
pero no olvido
que en la tierra
ya no existen
sentimientos.


jueves, 6 de agosto de 2015

I

Era como la luna, no tenía más que sus cicatrices cósmicas.
Estaba en sentido horizontal sobre la cama, arrollada sobre si misma cual si fuese un espiral. Miraba de reojo un cuadro que había colgado en la pared, a su derecha, lo miraba.
 Lo miraba, como si fuese su única compañía. Escuchaba algunas sonatas de Mozart mientras escribía encerrada en su cuarto, mientras su alma se suicidaba una y otra vez y lloraba y reía y gozaba lo pleno de vivir del delirio. Le gustaba el ruido de la tormenta, imaginaba cada gota caer en su espalda contracturada, Imaginaba muchas cosas, muchas cosas de las cuales muchas no pasaban, pero le gustaba imaginarlas. Le hacía sentir bien. Le hacía sentir libre, Su única libertad era la de pensar. 
Era joven, de tez clara y estatura mediana, complexión delgada y pelo marrón. Sus ojos se quedaban grabados en toda retina que los viera. Se quedaban ahí para siempre. 
Sin embargo, ella ya no podía mirar a nadie a los ojos. Veía a su alrededor, todas las miradas vacías, Todos decían que estaba loca. Así que ella prefirió seguir mirando a los ojos, aquella  pintura lúgubre que colgaba en la pared de su cuarto.


domingo, 28 de junio de 2015

Mis vidrios rotos

Otra vez estaba yo, acá. El vidrio roto, la cama vacía.
El aire frío, tocaba mi cuerpo con gran encanto, y mi pecho, escondido bien adentro de la carne roja, crujía de desesperación e impotencia.
 Mientras mi rostro se reía y se burlaba de la vida, nadie sabía que yo en realidad, anhelaba la amada muerte, la esperada muerte mía.
Yo. Estaba donde las paredes tenían, cicatrices al igual que mis brazos, huecos negros, oscuros, desconocidos, encantadores.
 Grietas, grietas firmes. Admirables. Auto destructivas y sobre todo muy, demasiado, complacientes.
Estaba más precisamente, dónde todos los vidrios estaban rotos, estaban rotos por la furia.
 La furia contra el represor, El repudio a lo ya ocurrido. Lo que no volveremos a tolerar.
Los vidrios, de este lugar muestran el valor, la historia, el valor de la historia, el valor de la lucha por la libertad, el valor del recuerdo, del aprendizaje del recuerdo.
Cuando miré aquellos vidrios, tosiendo, con los ojos llenos de lágrimas, me dije a mi misma "para hacerlo hay que vivirlo" y dejé caer sobre el suelo... Dejé caer sobre el suelo el frasco de cianuro que sostenía en mi mano pálida.

domingo, 3 de mayo de 2015

En mi lugar

En mi lugar, los cuadros
miran pasar las sombras
de mientras que los astros
se esconden bajo la alfombra.

Se oyen gritos que reclaman
se escuchan risas que divierten
cuando se acerca alguna dama
las amapolas me lo advierten.

Salen humos con olores
y entra luz por la ventana
donde se ven los colores.

Salen llantos por la puerta
en un mar que va fluyendo
mientras que riega mi huerta.


lunes, 20 de abril de 2015

Recuerdo a diario, la recuerdo

Fuertes, tristes
cansadas
y agotadoras
las solitarias horas
en las que pienso.

Pienso, escribo, recuerdo
de a ratos se oyen lamentos
es que nadie me comprende
no puedo evadir lo que siento.

No quiero ni odiar lo que pienso,
ni quiero cortar mis impulsos
no quiero evitar los momentos.

Recuerdo a diario, a diario la recuerdo
la quiero al lado, ella es lo que quiero
Recuerdo a diario, mi cara entre sus senos.

En el infierno estoy mejor

Quiero que escriban mis silencios
estoy quedando muda,
creo que estoy muriendo.
Alguien que me abrigue en este invierno.

O alguien que me muestre el camino
más corto hacia el cementerio
para caerme en el suelo, muerta
morir, y quemarme en el infierno.

Infierno que ya conozco
todas las noches lo veo..
Algunas veces lo sueño
y quiero hundirme en su fuego.

Hay veces que me pregunto
y no se qué me da más miedo
si seguir estando viva
tirada sobre el cieno.

viernes, 3 de abril de 2015

Tu hipócrita sonrisa

No pude soportar
un día tan soleado
queriendo aparentar
que estoy bien a tu lado
de tuve que dejar
un cuchillo clavado,
justo en la yugular.

No quiero soportar
tu hipócrita sonrisa
ni quiero halagar
tus débiles espinas.
Sólo voy a agarrar
del mango una cuchilla
y te voy a matar,
muriéndome de risa.

lunes, 16 de marzo de 2015

Adiós reina mia

Sólo me quería ir
me quería tirar
en el piso y llorar
no quería resistir.
Yo quería volar,
irme lejos de acá

Vino y pronto se fue
me dejó en soledad
la pastilla, el dolor
me tuve que tragar
y mirar desde lejos
a su cuerpo marchar.

Ya no la he vuelto a ver
y no quiero esperar
hoy por eso me voy
hacía otro lugar
dónde estando mejor
yo me pueda curar.

Sé que voy a mirar
las fotos y pensar
ella fue tan mujer
yo fui tan soledad
que me quiero perder
para no verla más.

jueves, 19 de febrero de 2015

Mientras caigo

Cuando caiga será fuerte
ya lo puedo imaginar
yo tirada en el suelo
sin poderme levantar
anhelando aquella mano
que me venga a rescatar.

Cuando caiga y rompa huesos
me voy a sentir peor
que ahora que estoy tiesa
desganada y sin calor.

Cuando caiga y me arrastre
por el piso hasta tu puerta
tu verás que yo quería
besarte antes de estar muerta.

Yo quisiera que comprendas
que no es mala mi intención
pero mi mente obscura
somete a mi corazón.





sábado, 31 de enero de 2015

Me voy a mi cueva

Estoy tan bloqueada
no entiendo mi mente
se siente oprimida
por alguna gente.

No sé si es mi culpa
que soy diferente
o es que ellos juzgan
lo que no comprenden.

El llanto me asfixia
me siento apartada
sólo tengo ganas
de llorar tirada.

Me voy a mi cueva
voy a destruir
con arte la angustia
para no morir.

miércoles, 28 de enero de 2015

Sala de emergencia

Y otra vez estaba yo, acostada en posición fetal, agarrándome el estómago casi a punto de explotarlo con las manos, estrujándolo tan fuerte como un asesino que ahorca su victima.
Imaginaba, o más bien deliraba con sirenas y agujas,  médicos, pastillas, quién sabe que más, sólo recuerdo eso. Hasta que al fin me dormí.
Apenas despierto observo el lugar, aún sin abrir del todo mis ojos, sin si quiera saber si es que estaba despierta.
Enfoco mi vista, a lo lejos veo un cartel "Sala de Emergencia". Estaba jodida y se habían dado cuenta.