martes, 13 de octubre de 2015

Idilio mágico

Las vendas ya no podían sujetarse con un nudo, detrás de mi cabeza. Ni podían apalearme el cerebro con sus palabras, ni podían golpearme, con las cadenas de la sociedad.
Nada podía tocarme hoy. Era libre de todas sus acusaciones. O al menos estaba muy orgullosa de ellas. Ya no sabían como molestarme.
Podían verme sentada sonriendo al sol. Estaba pensando lo que podía hacer. Sabía que les iba a parecer estúpido. En cambio yo estaba completamente encantada. Literalmente encantada.
Si mirabas mis ojos en cambio, podía notarse en mi mirada el cansancio. Pero bastaba con inclinar la cabeza un poco más abajo y se podía divisar una leve sonrisa de complacencia en mi rostro. No salía de ahí. Se había fijado a mí como la raíz, enraizada a la tierra.
Quería irme muy lejos, junto a una persona que al parecer, era experta en encantamientos.
De a ratos me parecía una locura, no puedo negarlo. Sin embargo no podía dejar de lado ese deseo continuo de tirarme en algún lugar (muy lejos de este) a mirar el amplio e intrigante cielo. Justo a su lado. Quería ver sus ojos, y ver también el cielo en ellos.
Estremecerme, llorar, quizás abrazarlo... Abrazarme, prender un tabaco negro. Mirar el humo y sonreír, delirar. Girar la cabeza, dejar caer los ojos, abrirlos y que sigas: Justo ahí. Inmóvil, intrigante, radiante, etéreo, astrífero.
Quisiera conocer cada una de las galaxias que contienen dentro tus ojos, tu mirada oscura. También conocería si pudiera, todas las huellas de tu cuerpo.
Quisiera tal vez conocer cada detalle del universo, y ahora que pienso eso ¡que bueno haberte conocido; traes mucho de mar, de aire, tierra, traes mucho del viento!
Y mirar a sus ojos, estremecerme, llorar, y ver también el cielo. Quizás abrazarlo. Abrazarme.
Girar la cabeza, dejar caer los ojos, no abrirlos. Y quedarme justó ahí. Con la mejilla apoyada en tu cuerpo.
Contienes mucho del universo adentro.

lunes, 12 de octubre de 2015

A las tres de la tarde (Oscuridad)

Ya no había de qué escribir.
Podía ver las partículas de polvo iluminadas por un diminuto rayo de sol que se colaba por la persiana. Era una ventana grande, pero siempre tenía la persiana cerrada, casi completamente. Estaba tirada en un colchón escuchando hijo agrio, sin sacar un segundo los ojos del polvo. Y veía el mundo. Más de lo que imaginan. Podía ver el mundo.
Mis ojos veían rotar y caer las partículas de polvo. Se parecían tanto a mí. Y te veía entretanto en el mundo. Los veía a todos.
Estaba pálida exultante, y con mi cara de demencia se notaba que me alegraba, que me inquietaba y me excitaba su presencia.
Estaba riéndome sola, escuchaba los sonidos. Los gritos, y hasta los sentimientos. Estaba encerrada en mi casa a las tres de la tarde.

domingo, 4 de octubre de 2015

No sé a dónde voy.

Me llamó la atención, tu mirada café, observando en silencio mi lunar café, cuando nadie podía notarlo.
Me dio la sensación de estar navegando entre miradas. Colores.
 Pude sentir la calma., al menos por un momento. Mientras mis ojos dormían, se reparaba mi alma.
Acostada sonreía, imaginaba. Volar sin dirección. Me daba nervios en la panza, de no contener la emoción.
Acompañada algunas veces , y algunas veces no. No podría elegir un camino, porque no sé a dónde voy.

El baile de nuestras almas libres.

Estábamos ambos inquietos por dentro, tranquilos (en partes) por fuera. Y digo en parte por nuestros ojos. En nuestros ojos se podía percibir levemente el nerviosismo.
Se miraban. Se des encontraban tímidamente, se volvían a encontrar.
Nacía la mañana y mi cuerpo, yacía junto a tu cuerpo. Sin tocarse. Sin si quiera hablar.
Estábamos ambos contemplando fijamente: el movimiento de nuestras almas que se encontraban, y se ponían a bailar.

jueves, 1 de octubre de 2015

Te corresponde

 Vos si que sabrás
que el rencor me atrapa
lo que no sabes es que mis labios
 son dos armas, matan.

Lo que vos pensas
cambia todo el tiempo
no tenes idea
 lo que es un sentimiento.

Hoy te corresponde
evitar este intento.
aunque estés ausente
hoy en tu mente esta mi cuerpo.

No puedo fingir
decir que no te extraño
aunque te daría en la cabeza
con un caño.

No puedes fingir
que soy un extraño
cuando vez mis ojos
se ve que me hiciste daño.









Quédate tranquila.

Y al fin encontré algo para vos,
vos que querías estar tranquila.
Quédate tranquila de que
no vas a tener paz, mientras yo este viva.