domingo, 28 de junio de 2015

Mis vidrios rotos

Otra vez estaba yo, acá. El vidrio roto, la cama vacía.
El aire frío, tocaba mi cuerpo con gran encanto, y mi pecho, escondido bien adentro de la carne roja, crujía de desesperación e impotencia.
 Mientras mi rostro se reía y se burlaba de la vida, nadie sabía que yo en realidad, anhelaba la amada muerte, la esperada muerte mía.
Yo. Estaba donde las paredes tenían, cicatrices al igual que mis brazos, huecos negros, oscuros, desconocidos, encantadores.
 Grietas, grietas firmes. Admirables. Auto destructivas y sobre todo muy, demasiado, complacientes.
Estaba más precisamente, dónde todos los vidrios estaban rotos, estaban rotos por la furia.
 La furia contra el represor, El repudio a lo ya ocurrido. Lo que no volveremos a tolerar.
Los vidrios, de este lugar muestran el valor, la historia, el valor de la historia, el valor de la lucha por la libertad, el valor del recuerdo, del aprendizaje del recuerdo.
Cuando miré aquellos vidrios, tosiendo, con los ojos llenos de lágrimas, me dije a mi misma "para hacerlo hay que vivirlo" y dejé caer sobre el suelo... Dejé caer sobre el suelo el frasco de cianuro que sostenía en mi mano pálida.