miércoles, 30 de septiembre de 2015

La melancolía de tu amor enfermo

No tengo miedo. Estoy sentada en el suelo de mi patio de atrás. Te fuiste. Tal vez por eso las horas, quedan como congeladas, faltas de movimiento, parece que no pasa el tiempo. Quizá por eso, mi perro llora con desconsuelo. Mirando el lado izquierdo de la cama, intentando alcanzar a oler tu pelo. Se sube a la cama, a ver que no estás.
Me siento tranquila. Los ruidos no se escuchan en mi mente. En el patio de atrás, tampoco.
Tengo que acostumbrarme a la tranquilidad, la de no asfixiarte, dejarte volar.
Ahora mi perro mira inquietante, hacía la ventana de mi habitación. La que da justo al patio de atrás. Da un salto de la cama, y a paso lento va hacia el fondo. Se recuesta en el suelo. Justo a mi lado. Mientras truenan, estallan mis ojos, el se sienta a mi lado y me ayuda a transitar: La melancolía de tu amor enfermo.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Café amargo y tabaco negro

Café amargo y tabaco negro para una linda destrucción. Estábamos hechas mierda, pero de una manera muy hermosa.
Yo y la tía heavy salíamos del taller de escultura, con la ropa manchada y los ojos casi cerrados de cansancio, pero con una satisfacción muy notable en nuestros rostros. Nos dirigíamos a su casa.
Íbamos quizás pensando muchas cosas y diciendo muy pocas, íbamos mirando a la gente sin entenderla, y quizá nos preguntábamos si algún día seriamos así. Así. Despreocupados. Aburridos, sedados, casi sin vida. Afeitados, con perfumes, ropa limpia, billeteras y mas que nada, con mucha soberbia.
 Íbamos diciendo que no íbamos a tomar vino entre semana, aunque sabíamos que siempre estaban las excepciones. Íbamos creyendo que mañana, iba a pasar aquello que tanto esperábamos, algo que cambiara todo para bien y nos facilitara la vida, esperábamos siempre que venga  mañana.
Era como intentábamos vivir, siempre a la espera, hablando de arte y fumando tabaco negro, mientras tomábamos café un lunes a la tarde...